Hasta ahora había escrito en el blog (poco eso es cierto) más por promoción personal (por eso de que quien hoy no tiene un blog no se come una rosca, porque es más moderno... porque es más interactivo, etc.) y en cambio no había vivido las mieles o el gusanillo de compartir con el ciberespacio mis entrañas emocionales, mis pensamientos recien cocinados, mis sensaciones más espontáneas. De pronto la blogosfera se me presenta como el Vacio primordial en el que generar la vida. Jugar a ser El Creador, La Diosa madre de todas las cosas. Es bien interesante.
Igualmente reconozco que la existencia de semejante Espacio o Kosmos informático muestra la enorme necesidad que el ser humano tiene de comunicarse, relacionarse, exhibirse, interaccionar con el medio. ¡¡¡Cuánta soledad¡¡¡. Escuché y leí a Ken Wilber diciendo que su mejor cita sobre el por qué existe el mundo de lo manifestado (es decir todo lo que conocemos como materia dividida en reinos: mineral, vegetal, animal y humano... aunque escribiendo esto, me doy cuenta de que añadiría un reino anterior al mineral que sería el energético) proviene de un sabio maestro japonés que decía que Dios creó el mundo para tener con quien cenar (en otras palabras para jugar con alguien). De ahí me viene la reflexión de que si como dicen muchos nosotros creamos a Dios por necesidad, para no sentirnos solos, entonces es que NOSOTROS SOMOS DIOS (En otras palabras regresando a ese orígen del japónés). En fin que espero que se entienda, aunque en realidad es esta una larga introducción para hablar de lo que me ha hecho sentarme ahora frente al ordenador para CREAR EN EL VACIO esta revelación personal proveniente del visionado de la película de James Cameron: SANTUARIO.
Más allá de los comentarios sesudos de los crítcos cinematográficos o de los cinéfilos empedernidos (que pueden tener razón en un par de cosas como que la película es demasiado previsible porque se sabe quien va a morir y quien no, como que se les ha escapado contarnos qué pasa con dos de los miembros del equipo que primero nos los ponen como interesantes y después no cuentan nada de su suerte) lo que más quiero recuperar de esta película es, primero lo que me ha hecho sentir (y la verdad en muchos momentos me ha dejado sin aliento, he sentido miedo, en otros he llorado, en otros me he maravillado de la realidad magnífica tanto mineral como vegetal y sobre todo, en otros, he sentido la pureza viva de la naturaleza humana en acción.
Lo que más me ha interesado en realidad es la parte didáctica de la película. Enseña en toda su desnudez las emociones y sentimientos humanos más bajos y más sublimes. Se puede aprender sobre la envidia , la lealtad, la incomprensión (tanto de la propia sangre como de los amigos) , la rigidez, la inconsciencia, la traición, la soledad. En todo momento de la película la toma de decisiones nos está recordando cómo en la vida ocurre lo mismo a nivel microscópico y no nos damos cuenta. En la película toma el primer plano porque el resultado de la decisión es la vida o la muerte, inmediata, auténtica, irrefutable. En cambio diariamente no tiene mucha importancia (aparentemente) tomar la decisión de tomar dos cafés seguidos o comerse una tarta de chocolate después de una copiosa comida. Son decisiones que parecen intrascendentes al igual que despreciar a alguien o no tener un trabajo preparado a tiempo. En ese sentido esta película nos recuerda que cada decisión es importante porque como resultado algo muere o vive dentro de nosotros (una neurona, una proteina, una emoción se ahoga, un pensamiento se reprime, una palabra se pierde en el olvido) y vamos muriendo inconscientes de la gran maravilla que es vivir, el gran milagro que es tener un cuerpo con todos sus sentidos y vivir en medio de un mundo lleno de reinos en los que podemos sentarnos y reinar con sólo admirarlos.
El valor y la intuición son factores claves para obtener el éxito en toda empresa que emprendamos y James Cameron al igual que en AVATAR nos lo quiere recalcar en SANTUARIO. El santuario no es un lugar al que llegar, no es la cueva definitiva que encontrar, no es ese lugar escondido que nadie ha visto y que yo deseo ser la primera en descubir, NO. El santuario no es un lugar sino un estado interior en el que la realidad es sagrada en cada INSTANTE. Cada respiración tiene sentido. Cada acción puede ser la última, de ahí que otra enseñanza de la película es la ACEPTACION DE LA MUERTE, como algo natural, inevitable, sublime diríamos cuando la Conciencia está presente.