RELATO INTEGRAL
MÁS ALLA DE LA EVOLUCIÓN
Desde las profundidades
abisales del Espíritu, elevo este relato hasta la superficie para que se
conozca la auténtica VERDAD, porque esta es ulterior y por eso absoluta. Lo paradójico es que, al mismo
tiempo, y desde la superficie del “estado” (temporal y efímero) en que la
humanidad se encuentra… está siempre en
evolución.
Al calmarse la ebullición del mar, el fuego de los cielos y
las montañas cesaron de elevarse por el continuo movimiento de las placas; entré en este planeta hace eones, con la forma
de un niño.
Llevaba largo tiempo viviendo en una planta, que daba vida a otras
y verdeaba grácil con su belleza y porte las selvas y los bosques de la tierra
en la que aún antes había ya vivido, mezclada entre corales de los fondos
marinos, siendo barro y arcilla, creando fósiles y estratos; sedimentos y lodos.
En el pasar del tiempo y siguiendo el periplo, habiendo ya
dejado mi impronta en los terrenos, me volví vegetal. La primera sonrisa, emitió aquél sonido “Huuuu”
y decidí usarlo para llamar mi nombre: “humano”. Con mi nombre, al cabo, había muchos: con dos
piernas, dos brazos, cabeza y tronco y, ya ellos solitos, llamaron
“cuerpo” a todo esa amalgama de mí, y donde habito. Porque en la superficie planetaria, para ser yo quien soy, la NADA en TODO,
necesito morar en parte alguna.
Como había creado animales pequeños y gigantes, en los que
había descansado , y en los que ya mi
impronta permanece y se agita todo el tiempo,
me divertí con ellos por seguir en movimiento, y a la
par, decidí hacer que en superficie,
olvidara este viaje y, como humano, me di
la libertad de descubrir el JUEGO… ¡a ver cuánto tardaba¡ Y lo llamé LILAH.
Y así, cacé los animales, centrándome tan sólo en mi
supervivencia. Luego llegó la tribu y el poder y el dominio sobre otros humanos;
las luchas intestinas, tradiciones y
ritos, y ya iba encontrando el interés
de pugna por los míos, mi familia, mi casa… ¡hasta mi pueblo¡. Después descubrí el orden, las leyes y los dogmas, las
religiones y el juicio, de lo que debe ser para el mayor bien de todos. Ahí ya empezaba a salir de mi pueblo e incluso
de mi propia provincia, para mirar países y comparar, siendo el mío el mejor,
naturalmente.
El enriquecimiento…, ¡otra vuelta espiral en el ascenso ¡ Me
importaban las metas y los logros, la racionalidad, los pensamientos, la idea
de nación; instituciones, internacionalidad, guerras mundiales. ¡Ah SI ahora estoy más esparcida ¡ Por todo
el mundo viajo y, aquí en la superficie, en él está mi centro.
Nivel verde, le dicen, en mayoría somos y el narcisismo de
ese que me acompaña esta ya por las nubes, más que nunca. Se cree que es taaaan moderno, que llega el
postmoderno, que se cree más liviano, y le critica y entre ellos batallan, porque
ahora, estamos aprendiendo que el
conflicto sea más soterrado, en lo económico, en el agua, en el clima o los
cimientos de una humanidad que hace lo que puede en esta encrucijada entre Eros
y Tanatos (Amor –como vida- y Muerte)
.
He hecho un largo viaje desde mirar mi ombligo hasta abarcar
el mundo y hacer que mis entrañas se vuelvan más globales e integradas. Y aquí
me encuentro ahora a la espera de poder como humano divertirme en el JUEGO de recordar
primero Quién Soy y ya después Qué Soy: esa VERDAD SUPREMA inabarcable,
innombrable, mistérica, y al mismo tiempo cercana, humilde; en superficie: humana; tan sólo LA CONCIENCIA vehiculando al SER que
a cada instante se encarna y se entremezcla en cada hálito para continuar la
evolución y llevarnos de la Tierra al Espacio y, ya en el Infinito, seguir jugando alegres el LILAH KOSMICO del
GRAN JUEGO VACÍO.
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