No puedo dejar de reconocer que aunque no soy católica practicante (en el sentido de ir a misa todos los domingos o rezar el rosario todos los días), si que estoy abierta a la Espritualidad y en ella a la oración, a la Conciencia, al apoyo del que sufre y a todo lo que de trascendente, evolutivo y social tiene. Estuve muchos años en colegios de monjas tanto interna, como externa y ahí no aprendí, precisamente, esa forma de ver lo sagrado sino más bien lo religioso y dogmático. Lo que sí aprendí a amar, respetar y alabar es no tanto la figura de Jesús (que también) sino su mensaje fabuloso que nos lleva, de manera directa, a mirar a Dios (en la experiencia inequívoca de LO VERDADERO, LO BUENO Y LO BELLO). Muchos se quedaron mirando sólo al dedo que apuntaba a la luna y ahí siguen embobados con el apéndice de la mano que los dirige. Yo sin duda miré más allá desde muy pequeña y conocí la geografía de la luna que el dedo mostraba ... y aún sigo explorando.
Por todo lo anterior es por lo que me gusta tanto el mensaje de Jose Antonio Pagola (un trasgresor de la curia romana por su polémico libro del 2008) que nos presenta a un Jesús más humano (y por lo tanto más divino, diría yo) y más cercano y auténtico. Me llegan estos mensajes a través de mi estimado amigo el monje de Santa María de Huerta que ahora se entregra a la labor en tierras marroquiés desde hace dos años. Vaya para el todo mi cariño y agradecimiento.
La llamada a amar es seductora. Seguramente, muchos escuchaban con agrado la invitación de Jesús a vivir en una actitud abierta de amistad y generosidad hacia todos. Lo que menos se podían esperar era oírle hablar de amor a los enemigos.
Sólo un loco les podía decir con aquella convicción algo tan absurdo e impensable: «Amad a vuestros enemigos, rezad por los que os persiguen, perdonad setenta veces siete... »
Y ahora os dejo con Págola;
¿Sabe Jesús lo que está diciendo? ¿Es eso lo que quiere Dios?
Los oyentes le escuchaban escandalizados. ¿Se olvida Jesús de que su pueblo vive sometido a Roma? ¿Ha olvidado los estragos cometidos por sus legiones? ¿No conoce la explotación de los campesinos de Galilea, indefensos ante los abusos de los poderosos terratenientes? ¿Cómo puede hablar de perdón a los enemigos, si todo les está invitando al odio y la venganza?
Jesús no les habla arbitrariamente. Su invitación nace de su experiencia de Dios. El Padre de todos no es violento sino compasivo. No busca la venganza ni conoce el odio. Su amor es incondicional hacia todos: «El hace salir su sol sobre buenos y malos, manda la lluvia a justos e injustos». No discrimina a nadie. No ama sólo a quienes le son fieles. Su amor está abierto a todos.
Este Dios que no excluye a nadie de su amor nos ha de atraer a vivir como él. Esta es en síntesis la llamada de Jesús. "Pareceos a Dios. No seáis enemigos de nadie, ni siquiera de quienes son vuestros enemigos. Amadlos para que seáis dignos de vuestro Padre del cielo".
Jesús no está pensando en que los queramos con el afecto y el cariño que sentimos hacia nuestros seres más queridos. Amar al enemigo es, sencillamente, no vengarnos, no hacerle daño, no desearle el mal. Pensar, más bien, en lo que puede ser bueno para él. Tratarlo como quisiéramos que nos trataran a nosotros.
¿Es posible amar al enemigo? Jesús no está imponiendo una ley universal. Está invitando a sus seguidores a parecernos a Dios para ir haciendo desaparecer el odio y la enemistad entre sus hijos. Sólo quien vive tratando de identificarse con Jesús llega a amar a quienes le quieren mal.
Atraídos por él, aprendemos a no alimentar el odio contra nadie, a superar el resentimiento, a hacer el bien a todos. Jesús nos invita a «rezar por los que nos persiguen», seguramente, para ir transformando poco a poco nuestro corazón. Amar a quien nos hace daño no es fácil, pero es lo que mejor nos identifica con aquel que murió rezando por quienes lo estaban crucificando: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen".
José Antonio Pagola
José Antonio Pagola (
Añorga,
Guipúzcoa,
1937) es un sacerdote español licenciado en
Teología por la
Universidad Gregoriana de
Roma (1962), Licenciado en Sagrada Escritura por
Instituto Bíblico de Roma (1965), Diplomado en Ciencias Bíblicas por la
Escuela Bíblica de Jerusalén (1966). Es conocido por haber sido el vicario general del obispo de San Sebastián
José María Setién. Su último libro ha sido criticado fuertemente y finalmente ha sido retirado por la propia editorial
PPC a pesar de contar con el nihil obstat e imprimatur episcopal de monseñor Uriarte obispo de San Sebastian.